La viabilidad estructural y constructiva, un aspecto esencial que debe ir ligado a la arquitectura desde su concepción
(Artículo citado como material de apoyo en el curso Análisis Estructural I, Arquitectura, UAA)1
Resumen
Esta es una reflexión personal respecto a la importancia de los aspectos estructurales y constructivos en la concepción de la arquitectura desde sus fases de diseño y proyecto arquitectónico. Aunado a los ámbitos teóricos, plásticos, espaciales y funcionales, deben considerarse otros factores de suma importancia, como la viabilidad constructiva y la factibilidad estructural. Se comentan en el artículo algunas ideas tomadas de la conferencia magistral presentada por el Ing. Francisco García Jarque2, en el XV Congreso Nacional de Ingeniería Estructural (Puerto Vallarta, 2006), y se incluyen algunas cavilaciones del autor.
Palabras clave: Viabilidad, Estructura, Construcción, Arquitectura
Introducción
El diccionario de la Real Academia Española define arquitectura como arte de
proyectar y construir edificios. Esta definición podría generar debate e incitar a
discutir, opinar y generar nuevas ideas, bajo una gran diversidad de puntos de
vista, fundamentos, criterios y teorías; pero elegí la misma solo como un punto de
partida, y no pretendo cuestionarla sino solo denotar en ella dos palabras clave
para la idea central de este documento: proyectar y construir.
He visto, a través de diversas actividades académicas y en distintas Instituciones de
Educación Superior, que suele ser predominante, y frecuentemente
abrumadora la jerarquía otorgada a los aspectos teóricos, plásticos, espaciales y
funcionales en el aprendizaje y ejercicio académico de la arquitectura.
Considero positivo fomentar una formación profesional integral que reúna los
elementos citados, pero no podría entender o aceptar esa postura sin considerar
de forma equitativa los componentes técnicos, es decir, aquellos concernientes a
los materiales, procesos y técnicas constructivas, así como las herramientas
numéricas y matemáticas de diseño, cálculo y comprobación.
“Es la Arquitectura una ciencia que debe ir acompañada de otros muchos conocimientos
y estudios, merced a los cuales juzga de las obras de todas las artes que con ella se
relacionan. Esta ciencia se adquiere por la práctica y por la teoría. La práctica es una
continua y repetida aplicación del uso en la ejecución de proyectos propuestos, realizada
con las manos sobre la materia, correspondiente a lo que se desea formar. La teoría, en
cambio, es la que se puede explicar y demostrar, de acuerdo con las leyes de la
proposición y del razonamiento, la perfección de las obras ejecutadas.
Por tanto, los arquitectos que sin teoría, y sólo con la práctica, se han dedicado a la
construcción, no han podido conseguir labrarse crédito alguno en sus obras, como
tampoco lograron otra cosa que su sombra, y no la realidad, los que se apoyaron sólo en
la teoría.
En cambio, los pertrechados de ambas cosas, como soldados provistos de las armas
necesarias, han llegado más prestos y con mayor aplauso a sus fines. Porque, en todas
las artes, muy especialmente en la Arquitectura, hay dos términos: lo significado y lo que
significa. La cosa significada es aquella que uno se propone tratar; y la significante, es la
demostración desarrollada mediante principios científicos. De donde se deduce
claramente que el que quiera llamarse arquitecto debe conocer a la perfección tanto una
como otra3”.
Reseña de la idea
Considero que durante su formación, un arquitecto debe capacitarse en todas las
facetas alusivas a su profesión, sin olvidarse que ésta última está ligada desde su
raíz a la construcción. Un Arquitecto que carece de conocimientos técnicos, tanto
constructivos como estructurales, equivale a un director de orquesta que ignora las
particularidades de los músicos, y peor aún, la naturaleza y características de los
instrumentos.
Dicho director podría intentar planear la configuración del conjunto, o establecer
un plan y una secuencia de intervención de cada elemento, pero seguramente no
sería factible llevar a cabo la presentación de un concierto o la interpretación
aceptable de una pieza musical bajo su batuta, al menos bajo la lógica y calidad
esperada de una obra de tal naturaleza.
Ni siquiera podría preparar una obra para ser dirigida por otro director mejor preparado.
Entendiendo la arquitectura como un continuo, o bien como una actividad continua
en la que se suceden las diferentes fases necesarias para llegar a materializar un
edificio, que van desde su concepción hasta el último detalle propio de su proceso
de construcción, y en el cual intervienen todos los factores que determinan la
arquitectura: las necesidades estéticas, las necesidades de uso, y el
comportamiento material que determina la permanencia; deseo subrayar la
importancia que tiene el dominio de conocimientos sobre técnicas constructivas; lo
tocante al comportamiento mecánico de los materiales de construcción, y lo
concerniente a las herramientas de cálculo y comprobación.
Toda obra edificada refleja sus raíces, características arquitectónicas, y las
intenciones que hayan llevado a su creación, pero es claro que detrás de la
superficie, es decir, de la simple apariencia, existe un alma técnica; un proceso
racional en torno al conocimiento de las técnicas y materiales que lo hicieron
factible.
Existe arquitectura cuando hay emoción poética.
Está sobreentendido que si hubiera goteras en el tejado,
si la calefacción no funcionara,
si las paredes se agrietaran,
las alegrías de la arquitectura quedarían seriamente dañadas.
Le Corbusier, Vers une architecture, 1923
Para ilustrar las ideas aquí expuestas baste señalar una obra de gran riqueza
arquitectónica, técnica, científica y tecnológica: La Catedral de Santa María dei
Fiore, en Florencia (Fig. 1). Es difícil imaginar la existencia de tal obra, sin la
alianza que se logró establecer entre las concepciones arquitectónica y técnica,
desde los inicios de su construcción (finales del s. XIII), durante su desarrollo, y
hasta su culminación, cuando se construyó la extraordinaria cúpula (s. XIV).
Respecto a ésta última, podría sugerir las preguntas: ¿Cómo fue capaz Filippo
Brunelleschi de proyectar y ejecutar tan singular proeza arquitectónica?, ¿Qué
conocimientos y/ó formación atípica poseía?, ¿Cómo pudo un arquitecto enfrentar
un problema de tal magnitud?, y ¿Es posible que en la actualidad un arquitecto
reúna en su formación los conocimientos necesarios para concebir, proyectar y
ejecutar una obra de semejante complejidad?.
Figura 1 [En línea]: http://www.flickr.com/photos/lfcastro/2301518863/
Figura 1. Catedral de Santa María dei Fiore, Florencia, Italia. (Puedes buscar más imágenes de la cúpula introduciendo en cualquier buscador "Il Duomo di Firenze")
Alusión a una opinión análoga
Recientemente, en el XV Congreso Nacional de Ingeniería Estructural: “La
estructura del arte, ingeniería + arquitectura”, organizado por la Sociedad
Mexicana de Ingeniería Estructural, A. C., en Puerto Vallarta, Jalisco, el Ing.
Francisco García Jarque, a la inauguración del evento presentó, como conferencia
magistral la ponencia titulada “La significativa, trascendental e imprescindible
importancia de la ingeniería estructural en la concepción arquitectónica”, a partir
de la cual deseo referir y comentar en este espacio editorial algunas ideas
expresadas y discutidas por el ya mencionado autor, las cuales considero
adecuadas y precisas.
García Jarque, narra su experiencia personal sin pretender que sus vivencias
condicionen la muy diferente forma de pensar y de comportarse que,
afortunadamente, —como él mismo declara— tiene cada uno de los seres
humanos que pasa por la vida.
El Ingeniero García menciona algo presentado en la Facultad de Arquitectura de la
Universidad Nacional Autónoma de México, en el 2° Coloquio Nacional de Teoría
de la Arquitectura, ocurrido el pasado agosto; “La arquitectura en tanto que es una
expresión de un acto racional humano, no podrá jamás desvincularse de la
dimensión cultural en la que se halla inmersa sin relación con otros universos
disciplinares, y en la cual diversas profesiones se traslapan, compartiendo
experiencias e involucrándose en decisiones compartidas”, y sintetiza lo anterior
manifestando que los propios estudiosos de la arquitectura son conscientes del
imprescindible apoyo de otras disciplinas, y que a su juicio, la más importante es la
ingeniería estructural.
Menciona también una sentencia escuchada de arquitectos en ese mismo
coloquio: “Si no sabes como se construye, no vas a poder proyectarlo”, y declara
estar de acuerdo con ello, pues sostiene que en muchos casos los arquitectos
proyectan espacios y formas que resultan solamente factibles en su mente y en el
papel donde los representaron.
Francisco García Jarque continúa exponiendo su interés y preocupación por la
interrelación entre arquitectura e ingeniería estructural, ya que la primera es sin
duda una fuente de trabajo esencial para ésta última, y dice: Como profesionales
de la Ingeniería Estructural, soy consciente de que una estrecha participación y
colaboración entre éstos dos procesos profesionales, permitirá sin duda, un mejor
desempeño, un positivo desarrollo y una feliz consecución de la dimensión cultural
de la arquitectura.
Luego de lo anterior analiza lo que, en referencia a los proyectos de construcción,
señalaba el Reglamento de Construcción del DF en 1993, y lo contrasta con lo que
en 2004 el mismo reglamento marca. En 1993, el artículo 176 indicaba: “El
proyecto arquitectónico de una edificación, deberá permitir una estructuración
eficiente para resistir las acciones que puedan afectar a la estructura, con especial
atención a los efectos sísmicos”.
Proseguía en el segundo párrafo del mismo
artículo diciendo: “El proyecto arquitectónico, de preferencia, permitirá una
estructuración regular que cumpla con los requisitos que se establezcan en las
normas técnicas complementarias de diseño sísmico”; y finalizaba: “Las
edificaciones que no cumplan con dichos requisitos de regularidad, se diseñarán
para condiciones sísmicas más severas, en la forma que se especifique en las
normas mencionadas”.
En el reglamento de construcción vigente en el DF (El de 2004), en contraste con lo
anterior y ahora en el artículo 140, indica: “El proyecto de las edificaciones debe
considerar una estructuración eficiente para resistir las acciones que puedan
afectar la estructura, con especial atención a los efectos sísmicos”; “El proyecto,
de preferencia, considerará una estructuración regular que cumpla con los
requisitos que establecen las normas”; y “Las edificaciones que no cumplan con
los requisitos de regularidad, se diseñarán para condiciones sísmicas mas
severas, en la forma que se especifique en las normas”.
García Jarque emplea ésta referencia para remarcar cómo el término
“arquitectónico” ha desaparecido, de modo que ahora la relación entre las dos
disciplinas, es decir, arquitectura e ingeniería, parece no ser limitativa a una de
ellas y así estrechar su vínculo.
Quiero citar textualmente un par de párrafos, incluidos en la conferencia del
Ingeniero, alusivos a la disociación o tendencia de separación entre la arquitectura
y la ingeniería estructural:
“Me he encontrado, a través de mi vida profesional, con ésta tendencia de separación o
disociación de las dos profesiones; el arquitecto, basado y apoyado en la intuición y
experiencia, concibe y proyecta espacios y formas, y después, al tratar de concretarlos e
interactuar con la ingeniería estructural, se percata de la gran dificultad que implica la
materialización del proyecto, el alto costo que representaría su construcción, o las
grandes dificultades que deberían abordarse para satisfacer requisitos reglamentarios, y
ello implica: rectificar lo que desde un principio debería haberse estudiado y valorado,
justo en el momento de concebir las formas y los espacios, precisamente interactuando
con la ingeniería estructural, y por supuesto con todas las otras disciplinas donde las
diversas profesiones se traslapan, por ejemplo, la ingeniería de las instalaciones, cada día
más y más complejas.
En función de lo anterior, quiero enfatizar la importancia que debe tener una interacción
creativa entre la arquitectura y la ingeniería estructural, entre el arquitecto y el ingeniero.
La concepción arquitectónica de espacio – forma debe estar apoyada y sustentada en la
ingeniería estructural desde sus primeros trazos so pena de no poder concretar y
materializar éstas concepciones de espacio y forma”.
Discusión y conclusión
Coincido pues con las ideas expresadas por el Ingeniero García Jarque,
reconozco y comparto su expectación ante la necesidad de optimizar la relación
entre dos disciplinas tan complementarias como son la arquitectura y la ingeniería
estructural y abogo por fomentar éste lazo.
Planteo las preguntas que, en gran medida, motivaron el presente ensayo, y
presento reflexiones propias que no son respuestas sino extensiones a una misma
inquietud: ¿Cómo sería posible diseñar y proyectar arquitectura, omitiendo el conocimiento
exhaustivo y claro entendimiento de las características de los materiales, técnicas
y procesos que permitirían materializarla, así como de las herramientas científicas
y matemáticas que permitirían calcularla y comprobar su adecuado
comportamiento mecánico y su seguridad?
¿Debe un arquitecto ser también un hábil y experimentado constructor, o bien
dominar otras disciplinas como la ingeniería estructural?
Creo que no hay una respuesta precisa y acotada para ello. Considero que
podemos partir de una seria reflexión a cerca de la interrelación que debe existir
entre las ya citadas disciplinas y valorarla en nosotros mismos, al estar implicados
en la producción de la arquitectura, al ser estudiantes, catedráticos, trabajadores y
empresarios; arquitectos o no.
Literatura citada
García, J. F., (2006), “La significativa, trascendental e imprescindible importancia de la ingeniería
estructural en la concepción arquitectónica”, Conferencia Magistral, memoria del XV Congreso
Nacional de Ingeniería Estructural, La estructura del arte, ingeniería + arquitectura. Sociedad
Mexicana de Ingeniería Estructural, Puerto Vallarta, Jalisco, México.
González, Moreno-Navarro. J. L., (2000) Apuntes para el curso “Los tratados históricos de
arquitectura y construcción como documentos para la restauración arquitectónica”, Programa de
Doctorado “Construcción, Restauración y Rehabilitación Arquitectónica”. Universidad Politécnica de
Cataluña, Barcelona, España.
Referencias en el texto
1 Araiza G. G., 2011. Adaptación para el curso Análisis Estructural I del primer semestre de la carrera de arquitectura, de la Universidad Autónoma de Aguascalientes; basado en la ponencia y artículo propios, presentados en el XV Congreso Nacional de Ingeniería Estructural, celebrado del 1° al 4 de noviembre de 2006 en Puerto Vallarta, Jalisco.
2 Francisco García Jarque es Ingeniero Civil, egresado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, (1961
- 1965); realizó Maestría en la misma disciplina e institución. Es miembro activo de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural de la que fue Presidente en el bienio 1999 –2000 y Miembro de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica, de la cual fue Vicepresidente en el Bienio 1998 – 1999. Pertenece a la Academia de Ingeniería de la UNAM en la categoría de Académico Titular desde Noviembre de 2004. Por otra parte, pertenece al Comité de Peritos Profesionales en Seguridad Estructural del CICM y al Comité de
Corresponsables en Seguridad Estructural del Gobierno del Distrito Federal.
3 Vitruvio, Libro primero Capitulo I “Qué es la Arquitectura y qué cosas deben saber los arquitectos”.